El precio que pagan los usuarios de marihuana depende no solo del país, sino también de la localidad en la que viven. Según los datos más recientes de dos plataformas cannábicas, el coste de un gramo de la preciada planta varía entre un máximo de 25,88 euros en Tokio y un mínimo de 1,32 euros en Quito. En España, Santa Cruz de Tenerife tiene los precios más caros, mientras que Sevilla presenta los más baratos.

Como ocurre con cualquier otro bien de consumo, el precio del cannabis no es el mismo en un país que en otro. Y tampoco en distintas ciudades. Un reciente estudio, que incluye el coste de mercado de la planta en 120 urbes de todo el mundo, demuestra esta realidad con datos. El informe Cannabis Price Index, elaborado por Seedo, una empresa tecnológica de Tel Aviv enfocada en mejorar los cultivos de marihuana, refleja que el precio de un gramo de cannabis oscila entre un máximo de 25,88 euros en Tokio (Japón) y un mínimo de 1,32 euros en Quito (Ecuador).

(Imagen: The Guardian)

Además de la capital nipona, otras cuatro ciudades asiáticas completan la lista de las urbes más caras: Seúl (Corea del Sur), Kyoto (Japón), Hong Kong (China) y Bangkok (Tailandia). En muchos de estos territorios orientales existen duras y conservadoras leyes sobre sustancias como el cannabis. En Japón, el uso y posesión de marihuana está penado con hasta cinco años de cárcel, y los usuarios pueden sufrir un buen número de castigos sociales, como la pérdida de su empleo o la exclusión. Por su parte, los consumidores de Bangkok pagan algo más de 20 euros por un gramo de cannabis, el precio más caro entre las ciudades donde la marihuana es parcialmente legal (aunque sea en su uso medicinal). 

En Ecuador está permitido el consumo personal mientras la cantidad no supere los 10 gramos. De acuerdo al estudio, basado en datos de la plataforma PriceOfWeed.com, otras tres ciudades suramericanas y una asiática acompañan a Quito en el grupo de las más baratas: Bogotá (Colombia), Asunción (Paraguay), Yakarta (Indonesia) y la ciudad de Panamá (Panamá). Los pocos más de 3 euros por gramo de Yakarta constituyen el precio más barato en las localidades donde existe una prohibición total. 

(Imagen: The Guardian)

Sin embargo, entre las ciudades donde el consumo de cannabis es legal, Boston ocupa el puesto de la más cara (unos 9 euros) y Montevideo (Uruguay) el de la más barata (alrededor de 3,36 euros).

El caso de España

El consumo de cannabis de España crece poco a poco y a buen ritmo. De acuerdo a los últimos datos del Ministerio de Sanidad, alrededor de 2,2 millones de personas de 15 a 64 años (el 7,3 % de la población) asegura haber fumado marihuana en el último mes. Aunque hay quien decide convertirse en cultivador, ya sea a pequeña o a gran escala, muchos usuarios deben recurrir a terceros para hacerse con la hierba de esta planta.

Así, no solo varían las cifras de consumo entre comunidades, sino también los precios entre las ciudades más importantes de la geografía española, según los datos que arrojan las plataformas PriceOfWeed.com. Ambas webs recogen los costes que envían los usuarios de diferentes localidades y países de todo el mundo.

Los precios moderados del norte

Los números que se extraen de ambas webs desvelan que, al contrario de lo que pudiera pensarse, los precios más altos no se encuentran en comunidades norteñas como el País Vasco o Cataluña. Aunque Euskadi no figura entre las zonas donde más marihuana se consume en la península, el norte de España concentra una buena parte de la producción patria, debido principalmente a la abundancia de vegetación y zonas de montaña donde cultivar y su proximidad a la frontera francesa.

En San Sebastián, el primer municipio español en crear una ordenanza específica para normalizar la situación de los 21 clubes de este tipo situados en la ciudad, el precio de un gramo de marihuana de calidad media ronda los 3,2 euros, mientras que en Bilbao el coste es algo mayor, de unos 4,26 euros.

Según el mapa de consumo de marihuana que dibujan los últimos datos, los fumadores se concentran un poco más al sur, especialmente en el arco mediterráneo, de Baleares y Cataluña a la Comunidad Valenciana, donde más de un 10 % de la población consume marihuana. En estas áreas, los precios no están muy alejados de los del Cantábrico.

En Barcelona, el coste del gramo de marihuana se sitúa alrededor de los 3,39 euros. El hecho de que los clubes de cannabis hayan proliferado en la Ciudad Condal no parece haber contribuido al aumento del precio de la planta: solo en la capital catalana hay más clubes de fumadores (alrededor de 250) que en el conjunto del resto de España. Este auge, junto con el incipiente declive que está sufriendo la escena holandesa, está contribuyendo a convertir la ciudad en un nuevo centro para el sector y el turismo cannábicos. 

En las ciudades de la Comunidad Valenciana, el territorio español donde más cannabis se consume, las cifras crecen ligeramente: mientras que en Alicante el precio del gramo ronda los 4,22, en Valencia alcanza los 4,84 euros.

Un poco más hacia el centro, en Madrid, que lidera las clasificaciones de consumo por debajo de las zonas orientales de la península, los precios tampoco se alejan demasiado de las cifras anteriores. En la capital, el coste de un gramo de marihuana supera ligeramente los 4 euros, aunque, como demuestran las cantidades que reflejan los usuarios de PriceOfWeed.com y MarijuanaTravels.com, la cifra puede variar hasta llegar a los 8 euros. 

Los números del sur peninsular

Más allá del País Vasco, Andalucía es responsable de una gran parte de la producción de marihuana de nuestro país. Los precios cambian ligeramente entre ciudades: mientras que en Granada se pueden pagar unos 4,85 euros por un gramo, en Málaga es posible conseguir la misma cantidad algo más barata, por 3,23 euros, aproximadamente. Pero la ciudad que presenta los precios más asequibles de toda España es Sevilla: allí un gramo de marihuana de alta calidad cuesta unos 3,16 euros, mientras que uno de calidad media no supera los dos euros. 

Esta comunidad autónoma cuenta con gran cantidad de clubes sociales y asociaciones relacionadas con la marihuana, que impulsan su estudio o la regularización del consumo de la planta. Muchos de ellos se organizan en cooperativas que se autoabastecen, como es el caso de Sevikanna, uno de los clubes de cannabis de la capital hispalense.

Buena prueba de que la normalización de su consumo ha ganado camino a las reticencias en el territorio meridional es que la provincia de Granada da cobijo a la mayor plantación española de ‘Cannabis sativa’. No en vano, muchos consideran a la provincia la despensa de marihuana del país. Pero Málaga y Sevilla tampoco se quedan atrás: aunque las autoridades se esfuercen por desmantelar una y otra vez los clubes cannábicos de la primera, ambas cuentan con varias decenas de asociaciones.

Curiosamente, en un territorio aún más al sur encontramos el lugar con los precios más altos entre los lugares más importantes del país: en Santa Cruz de Tenerife, un gramo de cannabis cuesta del orden de 5,65 euros. El coste no está relacionado con la escasez de consumidores o una legislación especialmente estricta. Siguiendo los pasos de Cataluña y Euskadi, la primavera pasada el Parlamento de Canarias daba el primer paso para regular el uso medicinal del cannabis con fines terapéuticos con una proposición no de ley que abogaba por su normalización.

Una fuente de riqueza desaprovechada

Independientemente de la comunidad, y ya se trate de cantidades más o menos altas, el sector del cannabis en nuestro país supone una fuente de ingresos públicos desaprovechada. 

En 2015, la Organización de Inspectores de Hacienda presentó un informe en el que reclamaba la apertura de un debate para legalizar la marihuana precisamente por la importante aportación económica que este negocio aportaría a las arcas públicas. Según estimaciones de la plataforma Regulación Responsable, el Estado deja de ingresar hasta 1200 millones de euros en impuestos indirectos que se generarían si la marihuana tuviera gravámenes similares al alcohol y el tabaco.

Y también hay cifras en cuanto a la cantidad de dinero que los usuarios se dejan a la hora de abastecerse de su planta favorita. Un estudio encargado por el sector ha revelado que en España se gastan cada año 1163 millones de euros en cannabis. Los defensores de su regulación estiman que, si la planta fuera legal, se generarían más de 200 millones de euros solo en términos de IVA y se crearían decenas de miles de puestos de trabajo entre empleos directos e indirectos. El mismo estudio señala que estos puestos aportarían unos 400 millones más en ingresos a la Seguridad Social y otros impuestos de la renta.

Además, si la marihuana fuera legal, los usuarios de cannabis tendrían acceso a productos de calidad garantizada y no tendrían que recurrir al mercado negro. Aunque algunos gasten más que otros, sin duda tanto ellos como el sector se beneficiarían de unos precios regulados por las leyes de la oferta y la demanda.