Están repartidas por toda Europa. La mayoría de estas ciudades toman el nombre del cáñamo (cannabis sativa con bajo porcentaje de THC) que se cultivaba en sus cercanías y nos cuenta la historia que tuvieron con esta planta, pero en algunos casos desconocemos de tan curioso nombre. El cannabis tiene tal presencia en estas poblaciones, incluida una española, que hasta sus hojas puntiagudas decoran los escudos. Te presentamos un recorrido diferente por la geografía del Viejo Continente.

¿Preparando las próximas vacaciones? Un viaje al extranjero no es mala idea. Agarrando la mochila y durmiendo en hostales o en trenes se pueden recorrer muchos países por un buen precio. Si optas por un plan como este y eres un amante del cannabis, no debes perder de vista los lugares europeos de las que te vamos a hablar hoy. Todos ellos recibieron su nombre de nuestra planta favorita. Y si lo recibieron de ella será porque guardaron una estrecha relación con la planta en algún momento de su historia, aunque en algunos casos los orígenes están difusos. Cuando conozcas lo que hay detrás del significado de su nombre te faltará tiempo para calcular rutas con el fin de llegar allí.

Cañamares (España)

Antes de salir del país, vamos a desplazarnos hasta Cuenca. Allí se encuentra la pequeña localidad (tiene unos 500 habitantes) de Cañamares. Su escudo presenta tres plantas que no dejan lugar a dudas de su relación cannábica. Pero ¿de dónde viene el nombre? Al parecer, Cañamares fue hace varios siglos un centro bastante importante de cultivo de cáñamo, hasta el punto de que esto quedara reflejado en sus símbolos.

Chennevières-sur-Marne y Chennevières-lès-Louvres (Francia)

Nuestros vecinos galos también dejaron patente en los topónimos su relación con el cáñamo. De nuevo, son los escudos los que delatan su cercanía con la planta de cannabis. Al lado de París se encuentra la ciudad de Chennevières-sur-Marne, de 17.000 habitantes y con unas hojas puntiagudas como blasón que dejan poco a la imaginación. Por si esto fuera poco, existe otra localidad cerca de París llamada Chennevières-lès-Louvres, que también señala un origen relacionado con el cannabis. En francés, Chennevières hace referencia a un lugar húmedo donde el cultivo de cáñamo era muy próspero.

 

Hempstead (Reino Unido)

Cruzamos el canal de la Mancha por el eurotúnel y buscamos varias de las ciudades que en Inglaterra se denominan Hempstead. Son pequeños pueblos de Essex (donde está enterrado William Harvey, descubridor de la circulación de la sangre), Kent y Norfolk que toman el nombre de ‘hemp’, la palabra inglesa para el cáñamo. Curiosamente, hay otra localidad, llamada Hemel Hempstead, pero que nada tiene que ver con la producción de cáñamo, sino que es una derivación de Henamsted o Hempsted. En cualquier caso, también hay que decir que existe el apellido Hempstead, así que no te sorprendas mucho si algún día conoces a alguien que se llama así.

Canepina (Italia)

Si vas a Roma, siempre puedes hacer una escapada a esta cercana ciudad (está a 60 kilómetros), cuyo nombre no deja lugar a dudas: ‘canapa’ es cáñamo en italiano. Como pasó en España, la zona fue epicentro de la producción de esta planta y de productos derivados de ella. En el siglo XVII tenía una importancia tal que ha llegado a nuestros días de alguna manera: se celebra una muestra cannábica el próximo mes de mayo e incluso existe un restaurante, Agriristoro Il Calice e la Stella, con un menú basado en cáñamo. Ahora solo queda comprar los billetes.

Hennef (Alemania)

Seguimos aproximándonos al este, donde luego veremos una gran cantidad de ciudades. Hennef, en Alemania, es una de las urbes europeas en las que la presencia del cáñamo se nota más. Con una población actual de 46.000 habitantes, el primer documento en el que se la menciona data del 1064, y entonces Hennef se llamaba Hannafo. Más tarde fue Hanapha y Hanfbach, hasta llegar a nuestros días. En los siglos XX y XXI, la ciudad ha acogido conferencias y muestras sobre el cannabis, por lo que los años no han pasado en balde. Su principal atracción turística es el Schloss Allner, un castillo del siglo XV que no se puede visitar, ya que es una propiedad privada, pero sin lugar a dudas se puede admirar desde fuera.

Kenderes (Hungría)

Nos vamos ahora a recorrer los numerosos países de Europa del Este. La primera parada tiene lugar en Hungría. La ciudad de Kenderes toma su nombre de la palabra húngara ‘kender’ (‘cáñamo’). Kenderes significa algo así como ‘el que tiene cáñamo’ y ha llegado a convertirse incluso en un apellido. Por tanto, si en tu Erasmus o interrail conoces a alguien que se llame así ya tienes una historia que contarle. Mientras tanto, si eres tú el que llega a esa ciudad, puedes visitar su ‘Horthy kastély’, un atractivo castillo de estilo barroco.

Konop (Bulgaria)

La cercana Bulgaria no tiene una, sino dos ciudades cuyo nombre está relacionado con la planta. Sin embargo, el origen del nombre es más difuso. En el caso de Konop, parece que deriva directamente de la palabra búlgara ‘konop’, que sirve para denominar al cáñamo, pero no se sabe mucho sobre la etimología. Por otra parte, en la Antigüedad existió una ciudad llamada Konopia (‘la ciudad del cáñamo’), una localidad portuaria por la que pudo circular el cáñamo que siempre se ha cultivado en el país. 

Konopnica, Konopki y Konopiska (Polonia)

Hasta tres topónimos polacos hunden sus raíces en esta planta con diferentes variaciones. La palabra de la que derivan es ‘konopka’, que además es un apellido en países como este, pero también en la República Checa o Rusia, probablemente porque las personas que se empezaron a apellidar así venían de lugares donde el cáñamo era abundante. De hecho, una de las escritoras más reputadas del país se llamaba Maria Konopnicka. Por cierto, si ves en el mapa que hay varias ciudades llamadas Konopnica, no te asustes, porque es totalmente cierto

Kanepi (Estonia)

En Estonia se encuentra la pequeña ciudad de Kanepi, cuyos primeros registros datan de 1582. Ya entonces la zona era un importante lugar de producción de cáñamo y de ahí tomó su nombre. En el siglo XIX Kanepi se convirtió en un centro educativo y cultural también bastante significativo. Si te animas a viajar hasta allí, encontrarás poca gente (apenas había 700 personas censadas en 2005), pero se puede disfrutar de sus iglesias de piedra y de su bucólica paz. 

Hamppu (Finlandia)

Y si saltamos el mar Báltico, nos vamos a Hamppu, un topónimo que también sirve para nombrar al cáñamo en la lengua finesa. Los expertos no se ponen de acuerdo en por qué ‘hamppu’ dio nombre a este pequeño islote en el suroeste del país: se encuentra, muy anodina, en la desembocadura de un río, y no parece que hubiera alguna vez cáñamo. ¿Qué misteriosa relación guarda con el cannabis?