Es una teoría que lleva años circulando por la Red y los círculos cannábicos: el gobierno estadounidense censuró una investigación sobre cannabinoides y sobre sus efectos en tumores allá por 1974. También se ha dicho que el gobierno español no quiso financiar (en torno al 2000) pruebas clínicas terapéuticas con esa misma sustancia en humanos. Hoy, casi 40 años después de la primera investigación, esa historia parece desmentirse. 

El interés de los gobiernos por los beneficios medicinales del cannabis es prácticamente nulo. A lo largo de la historia, varios han intentado silenciar investigaciones que aportaban pruebas sobre los beneficios de los cannabinoides para frenar o curar enfermedades tan delicadas como el cáncer. Es por eso que, hasta el momento, se pensaba que el gobierno estadounidense había conseguido frenar una iniciativa similar hace casi 40 años.

La historia se contaba así: en 1974, investigadores norteamericanos descubrieron que el THC ayudaba a reducir ciertos tipos de tumores – en este caso, al menos, con ratones –. Se trataba de una investigación llevada a cabo en el Colegio Médico de Virginia con financiación del Instituto Nacional de Salud. Al parecer, el Gobierno de EE.UU. tenía la intención de que el equipo demostrara las posibles consecuencias negativas de los cannabinoides, pero sucedió todo lo contrario. Por eso, y según el periodista Raymond Cushing – que citaba un libro de Jack Herer, 'El emperador desnudo'. para afirmarlo – la Casa Blanca habría obligado a poner fin al estudio y a destruir los resultados.

La historia proseguía con un estudio español, liderado por el investigador Manuel Guzmán, de la Universidad Complutense de Madrid, que fue publicado en el año 2000. Según el periodista, sería la primera investigación – después de la de 1974 - que analizaba el poder de los cannabinoides para frenar ciertos tumores. Según Cushing, al español le había resultado imposible hacerse con el estudio norteamericano. Afirmaba que Guzmán estaba al tanto de su existencia y que había intentado dar con el artículo, pero que nunca lo había logrado.

El artículo de Cushing llegaba a afirmar que, después de censurar la investigación, el Gobierno norteamericano había derivado este tipo de estudios a las farmacéuticas (para tenerlos controlados). Además, y como crítica a las autoridades españolas, Cushing aseguraba que el equipo de Guzmán había pedido financiación para hacer pruebas con cannabinoides en humanos y le había sido denegada.

La verdadera historia

Bastantes años después de que se publicaran ambas investigaciones, hemos querido saber más sobre esta historia – convertida ya en mito - para determinar hasta qué punto es cierta. Por eso hemos hablado con el investigador español Manuel Guzmán que, para nuestra sorpresa, desmiente casi por completo la versión de Raymond Chushing.

Manuel Guzmán, que lleva desde 1996 estudiando la aplicación de los cannabinoides para tratar tumores, revela que el gobierno estadounidense financió la investigación original, pero no tiene constancia de que fuera con intenciones negativas. De lo que sí está completamente seguro es de que el estudio no fue censurado y sus resultados tampoco fueron destruidos. Guzmán tuvo acceso al trabajo, que fue publicado en la revista del Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. en mayo de 1975 bajo el título ‘Antineoplastic activity of cannabinoids’.

Es cierto, o al menos eso afirma su autor, que la investigación de Guzmán y su equipo, llevada a cabo en el año 2000, fue la primera de esta temática que se publicó después de la estadounidense. Hablaba sobre el efecto antitumoral del cannabis en animales de laboratorio, concretamente, en ratones y ratas.

Lo que es falso es afirmar que el español no tuvo acceso a la investigación americana. Lo tuvo, e incluso comparó sus resultados con los de aquel estudio norteamericano para mostrar en qué se había avanzado. Pudo comprobar que la estadounidense utilizaba una metodología y unos parámetros más antiguos y menos refinados que la suya. “Nosotros sabíamos de la existencia de este trabajo, lo vimos, y lo que hicimos en el año 2000 fue intentar rescatar ese conocimiento y aportar avances a la investigación”, afirma.

El trabajo de Guzmán, por tanto, es más avanzado, pero se basa parcialmente en el de sus antecesores.

Es más, contradiciendo la información de Chushing, Guzmán asegura que, aunque al principio costó obtener financiación para hacer pruebas en humanos – como constantemente ocurre con cualquier otra investigación –, la obtuvieron razonablemente pronto y experimentaron con nueve pacientes que sufrían cáncer de cerebro en estado avanzado.

Según el científico, apenas existen reticencias en España para investigar sobre temas relacionados con cannabinoides, y tampoco restricciones ideológicas. Sí que las hay en el ámbito clínico, entre médicos que aún piensan que el cannabis afectará negativamente a los pacientes, pero sabe que muchos otros profesionales ven la marihuana “como un potencial fármaco que puede emplearse en diversas terapias”.

De hecho, Guzmán (en la foto) cifra la financiación para este tipo de investigaciones en España en varios millones de euros al año, “una cifra baja pero no más que la que se destina a otras investigaciones”.

Entonces, ¿nada de lo que escribió Cushing era cierto? Muy poco, la verdad. Queda por saber si el gobierno de EE.UU. derivó las investigaciones a las farmacéuticas después de la primera investigación, pero no es sencillo determinarlo. Guzmán asegura que no tiene constancia de que sea así, aunque es cierto que los estudios sobre la aplicación de cannabinoides para reducir tumores se redujeron prácticamente a cero tras los resultados de 1975. Nadie parece conocer las causas.

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Con información de Dinafem, Cureyourowncancer.org, Jackherer.com, Jnci.oxfordjournals.org y fuentes propias