Muchos fumadores acostumbran a jugar con el humo de la marihuana, a retenerlo en el paladar y luego echarlo por la nariz. Con ello se busca saborear mejor los matices del cannabis, pero a su vez se expone la cavidad nasal a riesgos innecesarios. Aunque no existen estudios precisos sobre los peligros de exhalar marihuana por la nariz, sí sabemos que mezclada con tabaco somete a las fosas nasales a los mismos daños e irritaciones que sufren la boca y los pulmones. Te explicamos cuáles son los motivos y qué opciones tienes para reducir riesgos al fumar.

El humo del cannabis no acarrea los mismos daños que el del tabaco, pero en Europa somos dados a mezclar ambos dentro del porro. Y aunque estuviéramos fumando un ‘verde’ sin una hebra de cigarro, nos puede causar síntomas similares a los de la bronquitis provocada por el tabaco. De cualquier modo estamos exponiendo a nuestros órganos a un elemento agresivo.

Si echamos el humo por la nariz también exponemos los delicados tejidos de las fosas nasales y los senos paranasales a tales riesgos. No obstante, esto dependerá de la frecuencia con la que se fume y de los métodos de consumo escogidos, ya que siempre se puede consumir cannabis de una forma más sana y segura. Pero lo primero es analizar las razones por las cuales no deberíamos expulsar el humo de un canuto por la nariz.

Motivos por los que se debe evitar este método

Fumar marihuana te deja la boca seca debido a que el tetrahidrocannabinol (THC) es absorbido por unos receptores que se encuentran en unas glándulas ubicadas en el fondo de la boca: las glándulas salivales submandibulares son las responsables de producir el aproximadamente 70 % de nuestra saliva, pero se trata de un tipo de receptor que se encuentra presente en las membranas mucosas de todo el cuerpo, incluida la nariz. Exhalar humo por las fosas nasales puede hacer que estas se resequen y por lo tanto se irriten. 

Otra sensación irritante que produce es la del calor intenso. Cuando quemamos materia vegetal el humo resultante de la combustión contiene alquitrán y a veces diminutas brasas calientes; esto consigue irritar los pulmones y el sistema respiratorio. Si lo echamos por la nariz, este humo candente puede también causar lesiones e irritación a sus tejidos blandos, la garganta y las vías respiratorias.

La quema de material vegetal también aumenta la exposición a carcinógenos conocidos como el benceno, el naftaleno y el tolueno. Aunque de momento no hay estudios que hayan demostrado una correlación entre fumar marihuana y los cánceres de cerebro, garganta o laringe. Pero lo mejor es evitar la exposición a estos compuestos ya sea en la boca o la nariz, y gracias a un estudio reciente sabemos que eso es posible vaporizando la marihuana a 185 grados centígrados, un método que consigue reducir la exposiciones a estos carcinógenos ¡en un 100 %!

Otro factor que tener en cuenta es que fumar acelera el envejecimiento de la piel. El humo es una impureza que puede causar estrés oxidativo y afectar a la piel y a otros tejidos expuestos. Como decíamos antes, no existen pruebas claras de que el del cannabis contribuya al cáncer de piel o de nariz, pero cuanto más tiempo estemos jugando con él dentro del organismo más aceleraremos el proceso de envejecimiento cutáneo.

Por último, hay que recalcar que la cavidad nasal, al igual que el resto del cuerpo, está compuesta por un ecosistema propio lleno de microorganismos y virus beneficiososUna investigación llevada a cabo sobre el tabaco ha descubierto que fumar provoca cambios importantes en esta flora nasal. El humo de un cigarrillo puede aumentar el número de bacterias patógenas en la zona y hacer que los consumidores sean más propensos a las infecciones. Aunque no hay estudios sobre si ocurre lo mismo con el del cannabis, echarlo por la nariz va a aumentar las probabilidades de contraer una infección nasal.

Cómo reducir riesgos al fumar

Hacer ejercicio y una dieta sana son la base para mantener un sistema respiratorio sano. El deporte ayuda a aumentar la función inmunológica y reduce la inflamación de los pulmones y la nariz. Si no nos movemos, la circulación sanguínea y el transporte de nutrientes estarán mucho más atascados; esto significa menos oxígeno y sangre rica en nutrientes alrededor de ella y los senos paranasales, lo que os hará más vulnerables a la hora de fumar.

Una dieta rica en fruta y verduras puede hacer maravillas para la salud en general, pero algunos alimentos como la piña pueden ser especialmente útiles para los pulmones y las infecciones sinusales. También, comer alimentos prebióticos (ajo, cebolla, puerros, espárragos…) nos ayudaría a corregir los cambios en la microbiótica de nuestra nariz derivados de fumar.

Si sueles echar el humo por la nariz también intenta cuidarla con esprays nasales de solución salina. Estos aerosoles consiguen volver a humedecer los conductos nasales que han podido resecarse con el humo del cannabis. También ayuda a prevenir daños al echarlo e incluso disminuir el efecto de la boca seca tan habitual cuando fumamos cannabis.

Lo cierto es que, si podemos cambiar el porro por el ‘bong’ o la pipa de agua, nuestro organismo lo agradecerá. Estos métodos son menos agresivos, porque el agua consigue reducir la temperatura del humo y atrapar las brasas, que son dos de los principales motivos por los que nuestros tejidos blandos del sistema respiratorio se irritan. 

La vaporización está considerada como uno de los sistemas más seguros para inhalar marihuana, también porque calienta el cannabis a baja temperatura creando vapor en lugar de humo. Desde luego, hoy no faltan información ni medios para consumir el cannabis de una forma más sana y segura y así reducir los riesgos al mínimo, con el fin de que solo haya cabida para la pasión por esta planta.