Pese a las experiencias de los familiares de los pacientes, que explican sin tapujos que el cannabis les ha ayudado, la ciencia todavía no ha dictaminado con claridad si la planta es beneficiosa para quienes padecen autismo. Aunque es un secreto a voces que el CBD resultar muy beneficioso para paliar los efectos de esta enfermedad que afecta a más de 70 millones de personas en todo el mundo, las investigaciones al respecto son contradictorias, inexactas o vagas. 

Si bien resulta polémico definir en qué consiste el trastorno del espectro autista (TEA), son muchos los expertos que la describen como una patología que entraña un neurodesarrollo de por vida con problemas en el lenguaje, el comportamiento y la interacción social. Al margen del debate que existe entre aquellos que defienden que el TEA no es una patología que debe tratarse sino una diferencia que debemos respetar y aquellos que no comparten esta visión, de lo que no existe duda alguna es de que las familias que han recurrido al cannabis han encontrado solución a ciertos problemas.

Pero su experiencia a lo largo y ancho del planeta de poco sirve si la ciencia no logra avalar que el cannabis es bueno para el tratamiento del autismo. Por ahora, no han sido muchos los trabajos de investigación que han ahondado en esta cuestión. El que más incidencia ha tenido en los últimos años ha sido uno realizado por Scott Hadland, John Knight y Sion Harris, del Boston Children's Hospital y la Universidad de Harvard. En este trabajo no demostraron los beneficios que el tratamiento con marihuana podía tener en pacientes menores de edad, sino más bien todo lo contrario.

Estos investigadores apuntaba que, aunque eran muchos los defensores de este tratamiento los que recurrían a literatura científica para argumentar los beneficios que el cannabis tenía para el tratamiento de ciertas patologías en niños, esos datos provenían de estudios basados en modelos animales, es decir, que no se habían puesto en práctica con seres humanos. Por esto mismo, los autores concluían apuntando que “el cannabis no se puede recomendar con seguridad en este momento para el tratamiento de trastornos del desarrollo o del comportamiento. En el mejor de los casos, algunos podrían considerar su uso como una terapia de última instancia cuando todas las convencionales hayan fallado”.

No obstante, son muchos los que señalan que la conclusión de este trabajo es muy cautelosa. Aunque son muchos los especialistas médicos que recurrirán a esta investigación, la experiencia dicta que el tratamiento del autismo con cannabis funciona. Lo que ocurre es que en la mayoría de los casos el uso de ciertos medicamentos en cuya base se encuentra en cannabidiol (CBD), el componente no psicoactivo de la marihuana, servían para combatir los efectos de la epilepsia.

Un remedio eficaz contra los ataques epilépticos

Aunque a menudo el trastorno del espectro autista se asocie a otro tipo de síntomas, no resulta inusual que las personas con TEA sufran ataques epilépticos. Según un estudio del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, entre un tercio y una quinta parte de las personas con autismo los padecen. Por ello, son muchos los médicos y los investigadores que en sus estudios señalan que el autismo suele ir acompañado de otros trastornos neurológicos, que podrían surgir de una afección del sistema nervioso central. 

Y como ha quedado demostrado en multitud de casos, el cannabis puede calmar las convulsiones. Son muchos los ejemplos de niños epilépticos en los que se han visto resultados prometedores cuando se les ha administrado cannabis. Desde el famoso caso de la pequeña Charlotte Figi hasta medicamentos como el Epidiolex, que, desarrollado por la firma GW Pharmaceuticals con CBD, ha demostrado reducir hasta en un 42 % la frecuencia de las convulsiones en pacientes con epilepsia

No obstante, todavía existen especialistas médicos y expertos que se muestran cautos a la hora de recomendar productos con CBD para el tratamiento de este tipo de reacciones, ya sea en pacientes con autismo o en otros casos.

La ciencia dictará sentencia

Para evitar que haya disparidad de opiniones, distintas entidades y sus investigadores se han puesto manos a la obra con el propósito de ofrecer una respuesta clara y lo más definitiva posible en esta cuestión. Ya en 2017, Gisela Kuester, directora de investigación y estudios clínicos de la Fundación Daya, una organización chilena sin ánimo de lucro, presentó un trabajo en el que exponía los exitosos resultados que había obtenido al tratar a distintos pacientes de TEA con extractos de cannabis.

En su investigación contó con 21 pacientes con autismo, veinte niños y un adulto, que fueron tratados durante tres meses con una dosis diaria de extractos de cannabis con CBD y THC. Los resultados hablan por sí solos. “La mayoría de los casos mejoraron al menos uno de los síntomas centrales”, comentaba Kuester, “incluida la comunicación social, el lenguaje o las conductas repetitivas. Además, las dificultades sensoriales, los trastornos de la alimentación y del sueño y/o las convulsiones mejoraron en la mayoría de los casos".

No obstante, todavía queda por esperar el estudio más ambicioso, que se está llevando a cabo en la Universidad de California, en San Diego. Esta institución académica, que ha realizado varios estudios acerca de la marihuana medicinal en los últimos años, ha recibido una donación de 4,7 millones de dólares (más de 4,1 millones de euros) de la fundación Ray and Tye Noorda. Con ella, llevará a cabo una investigación para descubrir cómo los cannabinoides pueden afectar al autismo. Se trata de la donación privada más cuantiosa que se ha realizado en la historia de la investigación sobre la marihuana en Estados Unidos.

Hoy son muchos los investigadores que confían en que las terapias que utilizan cannabinoides pueden ayudar a quienes sufren autismo. Esperemos que más pronto que tarde la ciencia acabe demostrando que esto es así.