Un antiguo ‘sex shop’, un local en pleno Barrio Rojo de Ámsterdam, una idea, un perro… Estos fueron los elementos que llevaron a Henk de Vries a levantar The Bulldog, el primer ‘coffee shop’ de la ciudad holandesa. La historia de este legendario lugar comenzó a escribirse en 1975; desde entonces, las cosas han cambiado mucho. Aunque la esencia sigue siendo la misma en ese local que De Vries convirtió en “una sala de estar”, el negocio se ha expandido con varias cafeterías, un hotel y hasta un banco de semillas, con distintas variedades de cannabis muy suculentas. 

Con el paso de los años se ha convertido en una atracción turística más de la ciudad de Ámsterdam. Y no es para menos. Tal y como se había propuesto su creador, empeñado en crear un lugar donde todo el mundo pudiera sentirse bien, aquel lugar se transformó en un pequeño bastión de libertad y tranquilidad, donde acudían todos los que querían pasar un rato distendido, charlando con sus amigos o conociendo nuevas personas, mientras tomaban algo y fumaban su marihuana favorita. Así fue como surgió la leyenda de The Bulldog, el primer ‘coffee shop’ de la ciudad.

Porque, al contrario de lo que muchos pensarán, este vocablo no existía hasta que Henk de Vries lo acuñó allá por diciembre de 1975 para referirse a ese espacio tan original que había conseguido crear. “Quería hacer la conexión con una cafetería, en mi opinión, que era como una sala de estar para los residentes del vecindario”, explicaba el propio fundador de The Bulldog. “Quería capturar la sensación de la cafetería, mantener el ambiente de una sala de estar. Al mismo tiempo, quería tener un carácter internacional en el lugar. Así es como nació el término ‘coffee shop’”. Un término que pasó a la historia y que no solo usaron otros muchos locales de Ámsterdam, sino que se exportó a todo el mundo.

Y todo surgió porque Henk de Vries no encontró su lugar gestionando el antiguo negocio familiar que había heredado. Su padré le dejó el ‘sex shop’ que gestionaba y, si bien el joven Henk siguió adelante con esta peculiar tienda, pronto descubrió que no era lo suyo. Sabía que quería darle un giro a todo aquello. Tiró todos los artículos que había en las estanterías de aquel establecimiento y comenzó a construir su propio negocio. Aunque al principio solo era un sótano con un par de mesas donde los vecinos del barrio acudían a charlar y jugar a las cartas, pronto el local adquirió un nuevo aire.

Inspirado en su perro Joris, cuya figura se convirtió en el logo de la nueva marca, decidió llamar a aquel nuevo lugar The Bulldog. Un lugar donde la gente iba a pasarlo bien, dejando en la calle sus preocupaciones. Una idea que resultó ser un total acierto y que no ha parado de crecer desde entonces.

Luego llegó el banco de semillas

La firma que nació con aquel ‘coffee shop’ en 1975 ha ido incorporando nuevos negocios. Casas vacacionales en Canadá, dos cafeterías en Ámsterdam o un hotel son algunos de los nuevos establecimientos actuales de la firma The Bulldog. Pero, como es obvio, Henk de Vries no ha olvidado los orígenes de aquella idea y no ha abandonado la industria cannábica. Para ello, decidió apostar por la creación de la firma The Bulldog Seeds, que surgió de la asociación con algunos de los principales productores de cannabis de todo el mundo. Y tras varios años de investigación, pruebas y experimentos, lanzaron al mercado un catálogo con semillas de marihuana de muy alta calidad, algunas de las cuales puedes adquirir en el catálogo de LaMota.

Regulares, feminizadas, autoflorecientes… De estas últimas, tenemos que destacar la Blueberry 420 Auto, una de las más populares en nuestra tienda ‘online’. Y por algo será. Se trata de una genética que brota del cruce entre una Blueberry, una Light of Jah y una Ruderalis canadiense. Es muy versátil, ya que puede desarrollarse en multitud de climas y en interior o exterior. Sea cual sea nuestra situación veremos cómo esta variedad autofloreciente, con predominancia Indica, crecerá robusta y vigorosa, para acabar con una floración tan breve como productiva.

Si hablamos de las variedades regulares de cannabis de The Bulldog Seeds, la preferencia de los cultivadores está clara. La mayoría de ellos se decantan por la Original Afghan, una de las genéticas más potentes que existe en el catálogo de este banco de semillas holandés. Si a esto le sumamos su ascendencia afgana, sabremos por qué esta semilla se ha ganado una importante fama a lo largo y ancho de todo el mundo cannábico. Es una variedad 100 % Indica, que con los cuidados idóneos acabará por producir unos gigantescos cogollos recubiertos de tricomas que le darán no solo un rendimiento sobresaliente sino también un sabor alucinante. Una de esas variedades que todo buen cultivador debería probar alguna vez en su cultivo. 

No obstante, las más populares de todas las genéticas diseñadas en el laboratorio de esta firma son las feminizadas. Variedades como Jack Herer Auto, Blue Dream y, por supuesto, la más vendida de todas, la Northern Light. Este referente del mundo cannábico, presente en multitud de híbridos, también es una de las semillas más importantes de cuantas ha creado The Bulldog Seeds. Con predominancia Indica, si nos decantamos por ella y no descuidamos su cultivo obtendremos una excelente producción. Eso sí, no es demasiado apta para consumidores que no estén preparados: sus flores estarán recubiertas de una resina brillante de un THC que puede llegar a alcanzar niveles de hasta el 20%. Ahí es nada. 

Una amplia variedad de semillas para todos los gustos y para consumidores más o menos veteranos es la que han conseguido crear en The Bulldog Seeds. Lo que no han revelado es si para crear todas las genéticas que hay en su catálogo contaron con las experiencias de quienes visitaron el mítico ‘coffee shop’ de Ámsterdam donde todo comenzó. Seguro que esas aportaciones habrían sido de gran ayuda.