Durante décadas, fueron muchos los seguidores de la banda de Liverpool que pensaban que sus ídolos no habían consumido cannabis jamás. Con sus caras de niños buenos, John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr parecían no haber matado una mosca en su vida. Pero, según han revelado ellos mismos, no fue hasta que conocieron al bueno de Bob Dylan durante su primera gira por Estados Unidos cuando quedaron prendados de las bondades de la marihuana.

El año 1964 fue sin duda trepidante para los Beatles. Además de realizar su primer viaje por Estados Unidos, con todo lo que ello implica, también realizaron una gira mundial en la que dieron hasta 32 conciertos en tan solo 19 días. En Norteamérica visitaron el programa ‘The Ed Sullivan Show’, lo cual marcó un antes y un después en la historia de la televisión, ya que se calcula que aquel programa lo vieron hasta 73 millones de espectadores. Sin embargo, su periplo por tierras estadounidenses también sirvió para que los de Liverpool conocieran en primera persona a Bob Dylan. Un encuentro que, para muchos, cambió el curso de la música e incluso de los tiempos posteriores.

La cita entre estos iconos de la música fue idea del periodista estadounidense Al Aronowitz, considerado por muchos el padrino del periodismo de ‘rock’. Con la ‘beatlemania’ completamente desatada en Nueva York, el autor del libro ‘Bob Dylan and the Beatles, Volume One of the Best of the Blacklisted Journalist’ aprovechó que tanto los de Liverpool como el cantautor de Minnesota se encontraban en la ciudad para organizar una quedada entre todos en el Hotel Delmonico, en pleno centro de Manhattan. 

Cuentan que la puerta de la habitación donde John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr aguardaban la llegada de Dylan estaba custodiada por cerca de una veintena de policías, sobre todo para evitar que alguna seguidora se colara allí. Nada más llegar, acompañado de un amplio séquito, el ahora premio Nobel de Literatura recomendó que mientras charlaban podían tomar un poco de vino. Nada caro, lo primero que hubiera a mano. Aunque ese era solo el aperitivo.

Después de saludarse e intimar un poco, Dylan sugirió acompañar la velada con un poco de marihuana. Preguntó a los de Liverpool si les apetecía tomar la buena y abundante hierba que llevaba consigo y se quedó perplejo al saber que ninguno de los cuatro músicos de Liverpool había probado el cannabis. Tanto es así que les confesó que pensaba que el coro del tema ‘I want to hold your hand’ que dice “I can’t hide” (“no puedo esconder”) en realidad decía “I get high” (“me elevo”) y que era una alusión clara a la marihuana. Pero los británicos dijeron que no. Eso sí, estos no dudaron lo más mínimo y aceptaron la gentil oferta que Dylan había puesto sobre la mesa. 

El cantautor estadounidense, según se pudo saber, no era igual de habilidoso para componer que para liar los canutos, por lo que el primer porro que encendieron fue cortesía de su chófer y amigo Victor Maymudes. Bajaron las persianas, colocaron toallas en las rendijas de las puertas de la habitación para no levantar sospechas y comenzaron a fumar. Al cabo de unos minutos todos estaban compartiendo una agradable conversación acompañada de enormes carcajadas en un instante que, sin duda, marcaría un antes y un después en la música de la banda y del cantautor.

Una nueva dimensión

"Fue más bien un golpe maestro", reconocía años más tarde Paul McCartney cuando reconocía que para ellos fue un orgullo que Dylan fuera el encargado de introducirlos en el mundo de la marihuana. Pasaron la noche fumando y bebiendo vino, al tiempo que vivían algunas situaciones surrealistas, como Dylan cogiendo el teléfono y atendiendo todas las llamadas de la misma forma: “Aquí la Beatlemania al habla”. John Lennon contaba que cuando el de Minnesota quería enseñarles algunas demos que llevaba grabadas les pedía que prestaran atención a la letra, algo que a él, según admitía, le resultaba imposible con el colocón que tenían.

Porque a partir de aquel momento los Beatles no dudaron en recurrir al cannabis cuando necesitaban desconectar del estrés de las fans más desatadas, de la rutina de una gira o, por qué no, encontrar la inspiración para nuevas canciones. De hecho, cambió la concepción que tenían de sí mismos y pasaron de ser intérpretes a ser artistas. Así, el cannabis tuvo un efecto determinante en su música. Como el propio McCartney rebelaba sin tapujos en una entrevista, fue la hierba la que provocó un disco como ‘Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band’. “¿Sabes qué provocó Pepper?”, preguntaba el bajista de los Beatles. “La hierba”.

El Gobierno británico, en jaque

Y ahí no acababa todo. Tal y como dijo Aronowitz, el instigador para que la banda de Liverpool se deleitase por primera vez con la marihuana, la magnitud del evento iba mucho más allá. “Hasta la llegada del rap, la música pop estuvo en gran medida inspirada en esa noche en el Delmonico. Esa noche no solo cambió la música pop; cambiaron los tiempos”. Y tanto. Al mismo tiempo, la BBC retiraba algunas canciones de los Beatles de sus emisoras, por supuestas referencias al cannabis. 

El consumo de marihuana había sido prohibido en Gran Bretaña en 1928. Pero en aquel momento, los responsables de ese fenómeno de masas musical y cultural decidieron alzarse en vanguardia de quienes eran partidarios de la legalización. En 1967 financiaron una proclama a favor de la despenalización que fue publicada por el diario 'The Times' y firmada por hasta 65 personalidades, desde políticos británicos hasta médicos de renombre y multitud de artistas que estaban de acuerdo con las ideas que allí se exponían. Este movimiento encabezado por los de Liverpool proponía la investigación científica con cannabis y eliminar esta planta de la lista de drogas peligrosas, entre otras cosas. 

Y claro, con los Beatles a la cabeza, justo después de haber sido recibidos por la Reina Isabel en el Palacio de Buckingham (en cuyo baño John Lennon reconoció años más tarde haberse fumado un porro), cualquiera se atrevía a llevarles la contraria. Sin ir más lejos, la baronesa Barbara Wootton de Abinger encabezó el llamado informe Wootton, que fue publicado en enero de 1969 por el comité asesor del Parlamento Británico sobre la Dependencia de las Drogas y que dejaba claro que “el consumo a largo plazo de cannabis en dosis moderadas no tiene efectos nocivos” además de apuntar que la marihuana era “menos peligrosa que el alcohol”.

Sin embargo, los detractores de la marihuana acabaron por imponer su autoridad y nada más hacerse público el informe doblaron sus esfuerzos para que las leyes siguieran como hasta ahora. Lo que no pudieron cambiar es que los Beatles sembraran la semilla del debate para que, más allá del consumo recreativo, se puedan desarrollar investigaciones que pongan sobre la mesa las múltiples propiedades médicas del cannabis. Tanto es así que la Universidad de Oxford ha presentado recientemente su programa de investigación sobre cannabinoides. Como ya dijo Al Aronowitz, aquella velada en Nueva York entre la banda de Liverpool y Bob Dylan, con la hierba de invitada especial, no solo cambió para siempre la música sino que trastocó muchas otras cosas.