La provincia de Granada es una de las mayores productoras de cannabis de España. La calidad de este producto, cultivado en pueblos de la Vega o la Alpujarra, es conocida en el resto del país y parte del extranjero. Pero no solo eso: toda la comunidad autónoma cuenta con numerosos clubes sociales y asociaciones relacionados con el cannabis. En Marbella propusieron una especie de farmacia social para entregar cannabis medicinal a los enfermos, mientras que en una localidad de Cádiz se encuentra el primer ‘grow shop’ regentado en su totalidad por mujeres. Sin lugar a dudas, una y otra orilla del Guadalquivir tienen mucho que ofrecer.

Debajo del Puerto de Despeñaperros también se siente la marihuana. Quizá más que en ningún otro lugar de España. En Andalucía hay un buen número de asociaciones cannábicas y de productores de nuestra hierba favorita, que muestran un panorama positivo para la normalización de la planta. Su característico olor se deja sentir del cabo de Gata a Doñana, pues son muchas las personas no solo que fuman, sino que también se agrupan para mejorar el acceso a ella.

La Federación de Asociaciones Cannábicas de Andalucía (Fac-Sur) cuenta desde 2011 con una veintena de asociaciones o clubes sociales registrados y en proceso de registro. Todas ellas cubren la marihuana en sus más diversos ámbitos: hay clubes, pero también quienes se concentran para su estudio o para apoyar la regularización. Como si fueran una cooperativa, lo que suelen hacer muchos de ellos es establecer un ‘circuito cerrado’ de autoabastecimiento, con una hierba de calidad, a pesar de la inseguridad jurídica en el país: en Sevikanna, uno de los clubes de cannabis de Sevilla (una provincia en los que habría unos veinte, según datos de este club), mostraron su preocupación por las pérdidas económicas y de puestos de trabajo en la industria, debido a la sentencia del Tribunal Supremo que marcaba las directrices para que el consumo legal de cannabis en una asociación.

Pero no solo de activismo vive Andalucía. En la provincia de Granada está la mayor plantación española de cannabis Sativa. De hecho, hay quien considera a la provincia como la despensa de marihuana del país. 

Quienes pasan por los alrededores de pueblos como el de Atarfe, situado en el centro de la provincia, aseguran que reciben el olor de forma muy penetrante. El cinturón metropolitano de la capital está lleno de plantaciones, así como las regiones de la Vega (a las que pertenecen Atarfe o la localidad de Pinos Puente) y la Alpujarra. En la propia ciudad de Granada, el barrio de Almanjáyar, en el norte, es donde más se puede percibir el olor de estas plantaciones. Por desgracia, en 2014, un 22 % de las plantas alijadas por la Guardia Civil en toda España fueron decomisadas en Granada.

Mientras tanto, gente de otras partes de España, como el Levante, País Vasco o Asturias, acuden a la provincia para comprar marihuana de estas plantaciones. Incluso se han documentado casos de checos y holandeses que se han acercado hasta allí con el fin de adquirirla, por no hablar de medios de comunicación internacionales que acudido para conocer la situación de primera mano.

Los cultivadores granadinos ha desarrollado todo tipo de métodos de cultivo para seguir produciendo. Han apostado por invernaderos de interior para hacerlo en las viviendas (donde las condiciones climatológicas no afectan al desarrollo de la planta), así como por productos que aceleran el crecimiento y así obtener más cosechas: de tener una cada tres o cuatro meses ahora la obtienen en dos o dos meses y medio. Si las plantaciones crecen en el exterior, se suelen ocultar con otros cultivos, por miedo a los decomisos.

Algunos de estos cultivadores son desempleados que buscan beneficios económicos con los que capear la crisis económica. Sin embargo, se han tenido que encontrar con el rechazo de las fuerzas de seguridad, que en 2014 detuvieron o imputaron en toda la provincia a 369 personas por un delito contra la salud pública vinculado con la marihuana, mientras que en 2015 se decomisaron 1126 kilos. De enero a comienzos de agosto de 2016, la Guardia Civil ha realizado 110 intervenciones en las que se llevó más de 53.500 plantas. Sin embargo, estas cifras y acciones no han echado para atrás a los cultivadores. Muchos ven en ello una salida económica, mientras otros buscan su propio abastecimiento. 

Mientras que Granada es una de las provincias con mayor producción en España, en Marbella, en la provincia de Málaga, se alían para que aquellos que más necesitan la marihuana tengan acceso a ella. Y es que las asociaciones cannábicas se han aliado para ofrecer marihuana medicinal o resina a aquellos que la necesitaran. Esta especie de farmacia o banco sin ánimo de lucro también quiere informar sobre los efectos del THC en las personas. La iniciativa es un soplo de aire fresco y se presentaba meses antes de que la Policía, el pasado mes de marzo, desmantelara la última asociación cannábica de Málaga, lo que hizo que otras organizaciones se mudaran a otros puntos de Andalucía. Una ciudad, Málaga, que destacó por haber acogido la feria cannábica más importante de España, Spannabis, el pasado año. En mayo de 2016 fue el turno de ExpoCáñamo Sevilla, la segunda cita anual con el cannabis en la capital hispalense, que visto el éxito de la primera edición se trasladó a los pabellones de la isla de la Cartuja, los mismos de la Expo 92, para ofrecer más actividades.

Un ‘grow shop’ muy femenino

Andalucía es señera en la industria del cannabis por otras razones. En la localidad gaditana de Chiclana de la Frontera se encuentra La Cajita Grow, una tienda que vende semillas y productos cannábicos y que en sus 15 años de historia se ha convertido en toda una referencia de la ciudad. Su promotora, Eva Domínguez, tiene empleadas solo a mujeres, lo que convierte a este ‘grow shop’ en el primero gestionado solo por trabajadoras. De hecho, Domínguez ha denunciado muchas veces el machismo de la industria de la marihuana, donde la imagen de la mujer actúa como reclamo publicitario.

El secretario de Sevikanna, Carlos de la Fuente, opinaba hace unos meses que "Andalucía podría verse enriquecida si promoviera el uso industrial del cáñamo". Si las autoridades escucharan a las muchas asociaciones que pueblan las ocho provincias, seguro que encontrarían propuestas tan interesantes como esta. Los productores de Granada están abriendo un camino, a pesar de la intransigencia policial. Mientras días mejores llegan, el cannabis tiene amplios defensores por debajo de Despeñaperros que no desanimarán en la lucha.