La comunidad científica está poniendo el foco en ella. Se trata de fabricar productos vegetales a través de la modificación genética; por ejemplo, añadiendo cannabinoides en la levadura. Esto podría suponer una auténtica revolución para la industria cannábica, ya que se desarrollarían directamente productos ricos en THC o CBD. O elaborar comestibles con cannabinoides más extraños como el CBDV, un compuesto químico crucial para los tratamientos médicos contra la epilepsia y difícil de conseguir al encontrarse en muy pocas cepas.

Antes de acabar un yogur, piensa que existe la posibilidad de hacer muchos más con lo poco que te sobre. Con dos cucharadas y un litro de leche (calentandolo a 45 ºC) obtendrás en una noche yogur para toda la semana. Se trata del fenómeno de la fermentación, que también se aplica a la cerveza en grandes depósitos, y que de alguna manera es lo más parecido hasta el momento a lo que será la agricultura celular, una técnica basada en la biotecnología que podría ser la llave a un futuro más sostenible para muchas industrias. 

Al igual que con el yogur, se está estudiando cómo elaborar productos agrícolas y cárnicos a través del cultivo de células. En un futuro no será tan raro ver hamburguesas procedentes de carne de ternera generada en grandes contenedores o bioreactores de escala industrial, mediante un proceso biológico elaborado con una célula extraída de una vaca. Esto supone un avance abismal en el camino hacia una alimentación sostenible, ya que no necesitaría de la enorme y contaminante industria actual de cabezas de ganado para productos básicos como carne y leche.

Sin embargo, de momento se trata de una investigación bastante compleja, en la que se lleva trabajando más de cuatro años y con unos resultados que requieren de mucha modificación genética. No obstante, son muchas las industrias que ven con buenos ojos este nuevo horizonte de la agricultura celular, entre ellas la cannábica. Una de las empresas emergentes en este terreno es la canadiense Hyasynth Bio, que quiere centrar la agricultura celular en el desarrollo de productos de cannabis medicinal. “En unos años va a ser mucho más eficiente que cultivar plantas”, explica Kevin Chen, presidente de la empresa afincada en Montreal.

Una técnica muy rentable para la industria cannábica

En el proceso de la agricultura celular los cultivadores toman el ADN de un cannabinoide específico y lo recrean de una forma diferente en un bioreactor. Por ejemplo, Hyasynth está centrando su trabajo en la reproducción del CBDV, un cannabinoide que se usa para tratar pacientes con epilepsia, pero que con los métodos tradicionales de cultivo no se recolecta en una cantidad suficiente para la demanda de los pacientes. A través de la agricultura celular se podría solucionar este problema, ya que Hyasynth ha dado con la forma de agregar un trozo de ADN de cannabis (que codifica el CBDV) en el material genético de la levadura, lo que convierte a esta en una eficiente planta de producción de CBDV.

Llevar un control genético del producto final tiene bastante ventajas, además. La primera es que se puede elaborar levadura con una cantidad precisa de cannabinoides en función de lo que el paciente necesite, lo que es de especial ayuda para el sector médico. Esto, según Chen, no ocurre con el cultivo tradicional, ya que “dependes de una variedad determinada de planta y no siempre crece exactamente como esperabas”. La agricultura celular permite acotar las medidas y hacer productos más homogéneos a gran escala.

El proceso permite también controlar los cannabinoides en un ambiente más puro, un factor que resulta muy atractivo para las compañías farmacéuticas. Por ejemplo, si se tratase de carne se evitaría cualquier traza de químico derivado de los antibióticos del ganado; con los cannabinoides pasaría algo parecido, ya que no estarían expuestos a pesticidas y otros riesgos que sí existen en el cultivo tradicional. Por descontado también supondría un ahorro de recursos como la tierra, y que en el caso del CBDV se necesitan en abundancia para extraer un cantidad pequeña. 

Un horizonte prometedor para la medicina

El proyecto de Hyasynth Bio está levantando muchas expectativas en el sector sanitario, pues las aplicaciones de esta innovación técnica con el CBDV podrían tener un gran alcance. La epilepsia afecta alrededor de 50 millones de personas en todo el mundo y las personas a las que se les diagnostica son tres veces más propensas a morir prematuramente. Además, el 30 % de los pacientes no responden a los tratamientos actuales, lo que ha convertido a este grupo en la punta de lanza del activismo por la legalización del cannabis en Estados Unidos.

La empresa GW Pharmaceuticals está llevando a cabo ensayos clínicos sobre tratamientos de CBDV para la epilepsia y el autismo, y por ello ya se ha puesto en contacto junto a otras compañías con Hyasynth Bio, interesadas en el proyecto de la agricultura celular. Pero el CBDV es solo uno de los muchos cannabinoides de la planta de marihuana: si se descubren más aplicaciones médicas para estos, la producción genética basada en levadura podría generarlos rápidamente con el fin de ponerlos en el mercado.

Los productos con alta concentración de CBD, el cannabinoide predilecto para la medicina, podrían ser una de las vías que más interesasen a la industria, debido a sus numerosas aplicaciones (para tratar el dolor, la inflamación, la ansiedad, la depresión…). Y, cómo no, también para el uso más común de la planta, el recreativo; Chen asegura que está abierto a que Hyasynth Bio se mude al terreno de los comestibles con THC: Canadá está a punto de convertirse en el segundo país del mundo después de Uruguay en legalizar el uso recreativo del cannabis. 

En definitiva, la agricultura celular abre un sinfín de posibilidades en una industria que no ha hecho más que despegar. Por ello, hay que estar atentos a los avances tecnológicos: es posible que la ola legalizadora prevista para los próximos años vaya acompañada de una revolución en las técnicas de producción, y seguro que ahí el cultivo celular va a tener una relevancia indiscutible.