Estas letras representan el porcentaje de nitrógeno, fósforo y potasio en los fertilizantes que se utilizan para alimentar las plantas de cannabis. Son los nutrientes más importantes para que puedan crecer sanas y dar buenos resultados, aunque la cantidad de cada uno de ellos depende de la fase de cultivo y de la variedad. Conocerlos bien es crucial para el buen desarrollo vegetal de nuestra marihuana.

Si alguna vez has comprado productos químicos para el cultivo y cuidado de tus plantas de cannabis te habrás dado cuenta de un pequeño detalle que resalta en las bolsas o botes que contienen los fertilizantes y que para los cultivadores primerizos no es muy conocido. En todos ellos suelen aparecer las letras NPK, acompañadas de tres números (o simplemente los números solos), de forma similar a este ejemplo: 'NPK 12+8+11' .

Las cifras varían de un producto a otro pero siempre se colocan en el mismo orden. Se trata de una de las ecuaciones más importantes para tratar nuestras plantas: es la cantidad de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) que contiene ese producto que vamos a utilizar. En algunos lugares, como Australia, se le suele añadir la letra S, en referencia al azufre.

Esos números siempre hacen referencia a porcentajes, normalmente aproximados. Cada uno de ellos depende de las características del nutriente, entre otros factores. Al nitrógeno, fósforo y potasio se les denomina 'macronutrientes' porque son los más importantes en comparación con otros secundarios, que también se integran en los fertilizantes, como el hierro, el zinc, el manganeso, el calcio o el cobre.

Entender cuál es el nivel adecuado de esos macronutrientes en cada fase de cultivo es esencial, puesto que de ello dependerá que las plantas crezcan fuertes y saludables o que, por el contrario, acaben en mal estado, generen una cosecha reducida o incluso mueran. Aportar demasiado fertilizante o demasiado poco puede ser tremendamente perjudicial para los cultivos y hará que se obtenga un resultado contraproducentes.

De forma general, durante el crecimiento vegetativo (entre la germinación y la floración) se suele recomendar una solución nutritiva con alto contenido en nitrógeno y bajo en fósforo. Sin embargo, durante la floración se necesitan altos niveles de fósforo y bajos de nitrógeno (podría ejemplificarse así: 5-25-9). No obstante, el cálculo no debe preocupar a nadie, ya que cada producto fertilizante suele presentarse con una etiqueta que indica para qué fase de cultivo es más adecuado.

El nivel de nitrógeno que se necesita dependerá del peso del producto y se configura como uno de los elementos más importantes para alimentar a la planta de cannabis. La falta de esta sustancia suele ser uno de sus problemas nutricionales más comunes; provoca que sus hojas inferiores adquieran un verde pálido e incluso se vuelvan amarillas. Sin embargo, el exceso suele ser más común y dañino, puesto que la hace más vulnerable a enfermedades.

Los fertilizantes ricos en este elemento se utilizan principalmente durante el periodo vegetativo de la planta, por su papel crucial en la fotosíntesis y en el crecimiento. Durante la floración su nivel será más bajo, a diferencia de los otros dos. Este componente se utiliza para hacer que la planta crezca rápido y para que cree la clorofila y tenga un bonito color verde.

Mientras tanto, las plantas de cannabis hacen uso del fósforo durante todas las etapas de crecimiento, aunque en niveles más elevados con la germinación y especialmente en la floración. Suele contribuir a una mejor producción de los cogollos, al desarrollo de las raíces y a que después se pueda obtener buen aceite. También es necesario para la respiración de la hierba y para el almacenamiento y transferencia de la energía entre todas sus partes.

Por su parte, el potasio también juega un importante papel en la producción de proteínas, en la calidad de la flor y en la fotosíntesis. Por eso es adecuada su presencia a un alto nivel durante la etapa más temprana del crecimiento vegetativo.

Entre otras cosas, fortalece el sistema inmunológico de la marihuana para que haga frente a insectos y enfermedades, ayuda en el proceso de apertura y cierre de los poros de las hojas y es esencial para la síntesis de proteínas. Además, está implicado en la activación de más de 60 enzimas vitales que regulan las tasas de crecimiento del vegetal.

Por el momento no existe un consenso general sobre cuál debe ser el porcentaje exacto y adecuado de los nutrientes en cada periodo, puesto que legalmente se restringen comprobaciones a gran escala con marihuana. Este es el motivo por el que muchas de las mezclas simplemente imitan los compuestos que funcionan correctamente en los cultivos de hortalizas y otras dependen de lo que el fabricante considere más beneficioso.

Por ejemplo, el Flora Bloom (de General Hydroponics y que puede comprarse en La Mota) para la fase de floración contiene 0-5-4, lo que quiere decir que tiene alrededor de un 0 % de nitrógeno, un 5 % de fósforo y un 4 % de potasio. Flora Gro, por su parte, contiene 3-1-7; es decir, aproximadamente un 3 % de nitrógeno, 1 % de fósforo y 7 % de potasio.

No obstante, se aconseja que en el momento justo anterior a que comience la floración se prepare la planta nutriéndola durante una semana con la misma cantidad de cada nutriente. Por otra parte, los expertos recomiendan no mezclar distintos productos de diferentes fabricantes, ya que es posible que no funcionen bien juntos.

También es preciso hacer una distinción entre cuidar la planta en interior y en exterior. Para los cultivadores de exterior hay que tener en cuenta que la tierra corriente no tiene suficiente alimento para la marihuana, por lo que se necesita crear un suelo más rico. Puede conseguirse, por ejemplo, con humus de lombriz para aportar más nitrógeno y fósforo o ceniza de madera para el potasio.

Hay que nivelar adecuadamente las cantidades de ese potasio, puesto que puede aumentar el estrés del vegetal en condiciones de sequía. Más allá de esto, es un metal alcalino que reacciona de forma agresiva con el agua y se oxida al contacto con el aire, por lo que suele agregarse a los fertilizantes en forma de diversos compuestos.

Si se cultiva en maceta, en la mayor parte de los casos en interior para aprovechar un clima adecuado, se consigue que la única planta que absorbe el fertilizante sea la de marihuana y ninguna otra que haya cerca, como puede ocurrir en exterior. Quienes se decantan por esta otra opción suelen utilizar fertilizantes biológicos que se adaptan especialmente bien a las autoflorecientes. Esto es muy importante durante el final de la fase de crecimiento. Además, si se cultiva en maceta es recomendable que el producto utilizado siga una cantidad NPK de alto contenido en nitrógeno.

En ambos casos, habrá que controlar el nivel de pH del suelo y de la tierra, que siempre se ve más comprometido cuando la planta se encuentra al aire libre (por los agentes externos que pueden afectarla). En general, debería encontrarse entre el 6 y el 7 y siempre debe aspirar a ser lo más cercano posible al 6,5. Sobre el suelo es conveniente aplicar bajas dosis de nitrógeno.

Asimismo, el tipo de fertilizante y de nutrientes que se necesitan depende de si el cultivo se hace en suelo o mediante cultivos hidropónicos. En caso de que sea sobre el terreno, este contendrá gran cantidad de componentes que la planta absorberá durante su ciclo de crecimiento. Cuando los componentes del suelo se agoten será necesario reemplazarlos por los fertilizantes para mantener un crecimiento vigoroso y que los beneficios sean mayores.

Si la marihuana se cuida mediante un cultivo hidropónico se necesitarán productos fertilizantes específicos para esta modalidad. Habitualmente suelen incluir esos nutrientes secundarios o micronutrientes que se encuentran en la tierra.

Como vemos, cuidar el alimento de la marihuana es indispensable para que los resultados del cultivo sean óptimos y los deseados. Lo mejor es dejarse guiar por los expertos, echar un vistazo a las opciones que las tiendas ofrecen y decantarse por la que parezca más adecuada según la experiencia de cada cultivador.