La técnica Rosin está tomando fuerza en los últimos tiempos por su facilidad para realizarse de forma casera, con apenas materiales, sin riesgos y obteniendo buenos resultados. Una práctica que puede resultar de especial utilidad a aquellos pacientes que necesitan concentrados de cannabis para sentirse mejor.

Habitualmente las extracciones de cannabis suelen hacerse usando elementos como grasas, etanol, butano o alcohol. Ahora, nuevas técnicas igual de eficaces, que no utilizan productos disolventes, van apareciendo poco a poco. Una de ellas es la técnica Rosin, que destaca por el uso de una plancha del pelo, presión y calor. Quienes la han probado aseguran que, con un poco de práctica, es posible obtener resultados en menos de cinco minutos.

El proceso está ganando impulso en los últimos tiempos a través de las redes sociales. Su esencia radica en rescatar los terpenos volátiles de la planta, para hacer que se evaporen y posteriormente se hagan líquidos y se solidifiquen. Es determinante que la hierba que se utilice no esté húmeda pero tampoco totalmente seca, porque en ese caso habrá perdido mucha calidad y gran parte de los terpenos.

Se recomienda que la plancha utilizada tenga un control de temperatura digital, aunque tampoco es un requisito esencial. Además, necesitamos adquirir papel de pergamino antiadherente o el papel blanco que habitualmente se utiliza en el horno, colocado sobre las bandejas. Lo más importante es que sea impermeable y no pueda absorber la resina.

Es recomendable que los cogollos empleados no sean muy grandes o que al menos se adapten al grosor del aparato (cuanto más ancho sea, mucho mejor). La temperatura debe estar entre los 160 y los 180 grados, ya que si es más elevada el producto resultante será mucho más oscuro y de peor calidad.

Una vez que la plancha esté caliente comienza el proceso. Cortamos algunos pliegos de papel de pergamino y los doblamos por la mitad. Colocamos una parte de la materia prima en el centro del doblez y presionamos para que quede compacta.

Después hay que planchar cada papel por la zona donde se han dejado los cogollos. El aroma de la cepa utilizada podrá olerse de forma potente. No se debería aplicar el calor más de 3 a 5 segundos, aunque todo depende del resultado que se quiera obtener. Si el tiempo es menor no se obtendrá toda la sustancia deseada, pero si es mayor una buena proporción se evaporará.

De forma rápida pero cuidadosa hay que abrir el papel, sin que se rompa. En él se podrá ver el concentrado caliente que ha quedado impregnado y repartido en forma de pequeñas gotas, así como el cogollo aplastado. Este puede recogerse y colocarse dentro de otro papel para aplicarle calor de nuevo y obtener más extracto, todo lo que el cannabis pueda aportar, hasta que quede completamente plano y sin sustancia.

Usamos alguna herramienta fina, como una pinza, para quitar las pequeñas partículas de hierba que queden en el líquido. Después hay que dejar que este se enfríe (se puede congelar el papel) para retirarlo con facilidad y obtener como resultado una resina sólida en forma de 'dab', transparente, brillante y de color atractivo que varía entre el amarillo y el ámbar (eso sí, en pocas cantidades).

Con aproximadamente dos gramos de hierba se puede obtener un rendimiento bastante alto, de entre el 10 y el 15 %, muy similar al que se consigue con otro tipo de técnicas, aunque depende de la variedad utilizada (la Amnesia Haze suele tener rendimientos altos). No obstante, si se reduce la cantidad de marihuana planchada ese rendimiento aumentará.

Como puede verse, se trata de una técnica bastante asequible y casera, que no requiere del uso de productos peligrosos ni ensucia el espacio de trabajo. De hecho las herramientas que se necesitan para el proceso son muy pocas en comparación con otros que precisan bolsas especiales, líquidos, cubos, coladores, hornos y demás material de laboratorio.

Uno de los pocos inconvenientes de esta práctica es que las planchas de pelo normales no suelen ser muy anchas, lo que limita bastante el tamaño de papel que puede calentarse cada vez. Sin embargo, ya se barajan otras alternativas para producir más hachís con placas calientes más grandes, como las que se utilizan para serigrafiar camisetas.

Por otra parte, esta es una de las formas de extracción de cannabis más seguras que se conocen hasta el momento, ya que no utiliza productos inflamables ni utensilios que puedan provocar algún daño. Únicamente hay que tener cuidado con la parte caliente de la plancha, por lo que se recomienda utilizar guantes térmicos si fuera necesario. Además, esta técnica es muy interesante para que quienes necesitan cannabis terapéutico accedan a su medicina de forma limpia, de calidad y en cuestión de segundos.

Debido a su novedad, hasta hace unos meses eran pocos los que confiaban en ella y muchos los que no alcanzaban a creer que de una manera tan simple se lograran resultados tan óptimos. Sin embargo, los expertos aclaran que todo dependerá de la calidad de marihuana que se utilice y no solo del método empleado: usar la mejor hierba es siempre un requisito fundamental.